Hoy vamos a resolver una pregunta que, probablemente, muchos de vosotros os hayáis hecho en alguna ocasión: ¿cuál es el origen de los pantalones chinos? Y, sobre todo: ¿por qué empezaron a llamarse así? Como suele ocurrir en estos casos, existen varias teorías al respecto cuya credibilidad varía en función de lo sólida que sea su base histórica. Algunas, como comprobaremos a continuación, si bien no dejan de tener cierta “lógica”, resultan tan divertidas como inverosímiles.
La cuestión es que después de pasarnos un buen rato revisando muchas de las teorías que circulan por Internet hemos logrado recopilar una serie de datos que deberían ser suficientes para formarnos una idea más o menos acertada sobre el porqué de su popular denominación.
Según parece, los chinos, al contrario de lo que piensan muchas personas, no son originarios de China. Se dice que en realidad vienen de India y que se empezaron a fabricar a lo largo del siglo XIX. En un principio se confeccionaban sólo en el tradicional color “khaki”, palabra que en urdu (una de las miles de variantes lingüísticas que se hablan en el país) significa “cenizas” o “polvo”. India era entonces una colonia británica, lo que contribuyó a que el uso de esta versión original del chino fuese cada vez más habitual entre los soldados ingleses. Hasta tal punto fue así que terminaron por incorporarlos a su uniforme oficial, gracias en parte a esa tonalidad terrosa que tan bien les venía a la hora de camuflarse en el campo de batalla.
Como era de esperar, los chinos fueron poco a poco ampliando las fronteras de su éxito. ¿Y a que no adivináis donde causaron verdadero furor? Efectivamente, en China, país con visión comercial donde los haya, que empezó a fabricarlos en masa y exportarlos por todo el sudeste asiático. En Filipinas, por ejemplo, se hicieron populares rápidamente, no sólo entre su ejército, sino también entre la clase trabajadora.
Sin embargo, el ‘boom’ definitivo, el que hizo de los chinos en una de las prendas de vestir básicas del hombre contemporáneo, se produjo a raíz de su “descubrimiento” por parte de los americanos. Ocurrió en 1898, año en que estalla la guerra hispano-estadounidense, en la que deciden hacer causa común con Filipinas en su lucha por independizarse de España. Fruto de esta alianza militar surge un intercambio cultural que los americanos aprovechan para probar esos pantalones de algodón importados desde China que vestían los soldados filipinos. A ver si esos “chinos” de los que tanto habían oído hablar resultaban tan cómodos como parecían... Y, al parecer, quedaron tan encantados que se los llevaron consigo de vuelta a Estados Unidos, donde su popularidad no hizo otra cosa que crecer durante la primera mitad del siglo XX. En especial, entre los pilotos de aviación.
El resto lo hizo Hollywood a través del cine bélico, la herramienta de promoción más potente que han tenido estos pantalones a lo largo de su historia. Y es que las películas fueron las principales responsables de que estos pantalones se pusiesen de moda entre la gente de a pie, dejándose ver cada vez más en las calles y en las oficinas, mejorando por momentos su grado de aceptación social, ampliando su variedad de estilos y colores hasta adquirir un estatus de universalidad similar al de los pantalones vaqueros como prenda versátil, perfecta tanto para su uso habitual como ocasional. Un básico que nunca debería faltar en el armario de cualquier hombre. Así, al menos, opinamos en Smitzy. ¿Por qué si no habríamos creado entonces los chinos con el mejor corte que existe, ofreciéndote además el mejor servicio de atención al cliente?