Pelarte de frio en las terrazas. Bufandas por bandera. Olor a castañas. Menú de setas en tu restaurante favorito. Los findes de escapada rural. El tiempo que se para.
Nos flipa el verano, pero si no te pones tontorrón en otoño, es que no eres de este planeta. La estación introspectiva, la hojarasca en remolinos, la calidez más silenciosa. La leña. El refugio. La reflexión bajo tu manta de siempre. Una copa de buen vino. El otoño tiene su propia personalidad y es, probablemente, el tiempo más sensorial de todo el año. Olores, colores y sabores propios para los días de transición al frío más cortante y al sol cortísimo del invierno.
Octubre cromático. Un filón para cualquier espíritu artístico. Para todos los que apreciamos la belleza por la belleza. Un mes evocador donde la inspiración está en cada esquina (y en cada chimenea). Hablar. Compartir. Trazar un círculo de confianza en torno a una mesa, y saber qué ahí late quién eres y con quién eres.
Se nos nota que estamos ENAMORADOS del icono otoñal, ¿verdad? Es que es inevitable caer rendidos a los verdes aceitunados, los marrones terrosos, los azules tinta y los grises acero. A tejidos como la pana, que te quitan el frío (y te traen todo el rollazo de Berlín, Hamburgo y Amsterdam). Una apuesta por el rigor estético más centroeuropeo, con un mordisco de color 100% de aquí.
Piérdete en nuestra paleta de solsticio, y descubre nuestros chinos Serengeti, Olive, Midnight o Atlantic, que piden a gritos paseos en ocre. Seguimos creyendo que el corte perfecto no entiende de estaciones, y nos venimos muy arriba con nuestro pantalón de vestir 007, que aspira a convertirse en un clásico de elegancia incorregible.
No hay truco. Te pones nuestros chinos made in Spain y te conviertes en un smitzy-yonqui. Se te van a caer los mitos del pantalón chino aburrido como se caen, sin rendición posible, las hojas de los árboles en otoño.